No hace ni dos meses que Pablo Casado anunció en la plaza de toros de Valencia, durante la clausura de la Convención del PP, que estaba dispuesto a derogar todas las leyes de la izquierda. Pareció que había entendido el mensaje al fin: coraje, batalla ideológica contra la izquierda y acercamiento al aliado natural de Vox para desbancar de la Moncloa al contubernio de filoetarras, separatistas y enemigos de España de los que Sánchez es rehén.

Es el mensaje que dejó el electorado de centro-derecha en las elecciones de Madrid, asestando un golpe mortal a los socialistas y certificando la defunción política de Pablo Iglesias. Pero Pablo ‘luz de gas’ no aprende: ha decidido unir su destino político a la receta de desarmar a Ayuso, combatir a Vox y allanar una alianza con los socialistas al precio de renunciar a la batalla ideológica.

Pablo Casado se está convirtiendo en cómplice de Pedro Sánchez, de los enemigos de España y de los valores de la vida, la familia y la libertad.

Pablo Casado, sobre su relación con Ayuso y las primarias del PP: "Cada uno  tiene sus responsabilidades" - El programa de Ana Rosa

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