Perdónales porque no saben lo que hacen.

Que nuestros dirigentes hayan perdido el `oremus’ y nos encaminen al abismo, no quiere decir que todos hayamos perdido el sentido común y el del humor. Vamos a ver si nos aclaramos: Si yo no tengo en mi cuerpo serrano ninguna enfermedad infectocontagiosa es, por tanto, de todo punto imposible que yo contagie a nadie. ESTO ES INDISCUTIBLE ¿O sí? Si usted me discute esto es porque está más ‘pallá’ que ‘pacá’ y, en consecuencia, es imposible razonar con usted. Admitido esto, que es lo razonable, resulta que usted que sí está pinchado (‘vacunado’) y según toda evidencia se ha convertido, por ello, en un dispensador potencial del virus de moda u otro cualquiera que le inoculen, está ‘preocupado’ por si acaso yo le infecto a usted ¿Comprende la inconsistencia? Como es muy posible que rechace la evidencia por pura defensa de su integridad intelectual (vamos, porque tarde o temprano tendrá que admitir que le han tomado el pelo) su mejor arma, la mejor forma de ocultar su error y su miedos será culparme a mí, que no me he metido con nadie ni busco culpables más allá de la mediocridad de nuestro ‘primer’ ministro y toda la piara de ‘ministros’, acólitos, periodistas y tanto otros miserables como esta prueba de convivencia no está haciendo sufrir. Porque sufrir, nos está haciendo sufrir los que deberían de habernos cuidado con su vida y su patrimonio. Claro que, cada grupo humano, tiene lo que se merece o le conviene. Con el tiempo averiguaremos si somos una sociedad de pusilánimes o gentes duras que nos purificamos con las pruebas que la vida nos obliga a superar.

De momento, yo le ruego a usted que sobrelleve sus propios errores sin culparme a mí. Yo haré lo que pueda con los míos propios, pero tenga la seguridad de que yo no le guardaré rencor por ‘cazar brujas’ donde solo hay humanos.

Avive el seso y despierte.

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