

Dice:
Las diferentes agendas globalistas confluyen en la idea principal de rechazar la propiedad como elemento esencial en la libertad de los ciudadanos.
La propiedad es repulsiva para las ideas políticas totalitarias como, por ejemplo, el socialismo, que solo la ven con buenos ojos si son viviendas para sus sicarios. Véase el caso de Pablete ‘el pobre’ (el comunista) o Zapatero ‘el remendón’ que va de palacio de narcoterrorista a casoplón de sociata sin escrúpulos.
El acceso a una vivienda en España se ha convertido en un camino lleno de obstáculos: subidas de impuestos, regulación, falta de vivienda social, aumento de precios por la falta de oferta, especulación, complicidad con los movimientos de “okupación” ilegal de viviendas, etc.
Si a eso se le añade que los créditos hipotecarios son están al alcance de funcionarios o gentucilla comunista chupando de la teta del Estado, el acceso a poseer una casa en propiedad se ha convertido en misión imposible para la buena gente que solo piensa en ganarse el pan con el sudor de su frente… y sin suplicar ayuda alguna del Estado.
La posibilidad de acceder a una vivienda no puede convertirse en un lujo que solo unos pocos puedan permitirse. Todos los españoles deben tener acceso a un hogar en el que puedan desarrollar su proyecto de vida y formar una familia.
Y esto no deja de ser una utopía si el español medio no consigue un trabajo digno sin depender del Estado, cosa imposible si se pasa la vida laborando para mantener en pie una estructura de Estado megalomaníaca para un país como España.
La protección de la propiedad y la intimidad en el hogar resulta imprescindible. Por ello, se debe endurecer la ley contra las mafias de la “ocupación” a la vez que se
garantiza un techo a todo español necesitado.
Mientras esto no se logre, España no será una sociedad que cumpla con el ‘contrato social’ en el sentido que Rousseau le entendía.