

A partir de estos días, primera quincena marzo de 2022, estoy decidiendo, lenta e implacablemente, que voy a centrarme en dedicar mi tiempo, a cuidar mi alma llenándola de experiencias hermosas, abandonando todo enmascaramiento de la realidad y vacunándome solo por dosis cada vez más diversificadas e intensas de amor y, en segundo lugar, he de procurar cuidar mi cuerpo de una forma más acorde con lo que se sabe sobre las propiedades, positivas o negativas, de lo que conviene comer y lo que se debe abandonar. Y esto es consecuencia de una casualidad.
Hace menos de dos meses, tuve la fortuna de toparme con EcoEncuentro que, en medio de esta vorágine de miedo, incultura y ansiedades varias, es un remanso de sentido, si no común, si el que es deseable para templar el espíritu: allí nadie se preocupa si vas, o no, enmascarado y, en la convivencia interna del lugar, no es usual dedicar más que una breve conversación circunstancial al ‘asunto Covi’. Por lo demás, EcoEncuentro es un acogedor y cordial restaurante especializado en comida ecológica que, en su su hall presta servicio una tienda de productos alimenticios saludables. También, en un amplio anexo, dispone de un centro de yoga con profesionales que lo son de vocación. Finalmente, y como colofón de las actividades que se llevan a efecto en EcoEncuentro hay una que hacen del lugar un centro ciertamente conspicuo: su ambiente cultural con una agenda de eventos repleta de conciertos de música en vivo, presentación de libros por los propios autores, charlas científicas orientativas, etc. En fin, en este contexto entré por pura casualidad y, a partir de ese día, voy a él con cierta frecuencia. En una de mis visitas, asistí a una charla divulgativa intitulada ‘4 fundamentos para tener un sistema inmune eficiente’ impartida por Txiki Soro, director y profesor de la Salud Zen, Escuela de luz y consciencia. Y ahí fue donde tomé contacto con otras formas, no sólo de alimentación, sino de enfocar la vida cotidiana.
En resumen, como consecuencia de las vivencias descritas y las palabras de Txiki estoy muy interesado en cómo proceder para pasar de una cotidianeidad basada en la cultura alimenticias española -la mía, en la que yo me he educado- a otra en la que la consciencia y la forma de vida están alineadas para dotar mente y cuerpo de un sistema inmunológico sólido y capaz de rechazar enfermedades y, en fin, dotarnos de la capacidad de reaccionar ante las cosas que, tanto física como ultrafísicamente, afectan a los seres-humanos.
En un próximo pasaje comentaré cómo di mi primer paso.
Coincido, plenamente. Ecoencuentro es ahora, para mí, un sitio bucólico que representa ese mundo alterno, deseable, pacífico, ideal, libre. Si no es algo nuevo para muchos, para mí lo es… y me encanta. Me quedo con él y sé que en breve sabremos de otros espacios, quizá de distintos servicios y/o productos pero de igual propósito. Si no los buscamos, los encontraremos por ley natural de atracción. Un beso !!