Saben aquel que diu* de la rana que tan a gustito estaba en la olla que para cuando se dio cuenta de que iba a morir ya no tenía fuerzas para saltar fuera y evitar ser cocida? Pues ya tanto lo llevamos repitiendo algunos, que a mí personalmente me aburre seguir pensando en ella… ¡pobres ranas! cuántas de ellas habrán perecido agónicamente en mi imaginación mientras sus órganos se iban desintegrando con ese agua hirviendo. Cuántas de ellas lo habrán hecho al intentar zarandear voluntades amigas describiendo el terrible e inevitable destino de estas ranitas como consecuencia de su complacencia, deseando que en mis explicaciones entrevieran el mensaje dirigido a ellas.

No, ya no mas ranas tontas e indefensas.

Voy a cambiar esa agónica imagen por la de este oso, el cuál pacíficamente duerme la siesta en un tronco convencido de que la plataforma que le sostiene no se derrumbará ante tan abrumador peso.

Sí, me gusta mas el oso, de alguna manera me resulta también más visual la comparación con el humano apoltronado en el sofá de su casa «enganchado» a su plataforma de pago televisiva, con la luz apagada no vaya a gastar tanto en luz que no le quede lo suficiente para seguir viendo la tele. Tomando su aperitivo favorito, cada vez más económico por cierto porque los precios suben en escalada y sin freno. Incluso sustituyéndolo por otro aperitivo cualquiera, uno más barato, o el que sea, da igual. Porque, vaya por Dios, los transportistas han decidido que no traen más comida a los supermercados hasta que se solucionen «sus» problemas. Pero él ahí sigue, apoltronado. «Enganchado» a su droga dura particular, televisión gratuita o de pago, que esa nunca falla, es barata y que curioso, cada vez tiene mas y mas contenido para mantener adictos a los incautos.

En realidad, me da un poco de pena comparar este oso tan majestuoso con semejante ejemplo de humano abandonado a sí mismo, que no se ha enterado de que absolutamente todo tiene que ver con él, y que es él precisamente quien se está cociendo en la olla (uy perdón que prometí dejar de sacrificar mentalmente ranitas).

Sin embargo, este oso tan pacífico se convierte en la fiera más feroz en el momento que alguien o algo le molesta… y me pregunto algo cuya respuesta me da pavor imaginar…

¿Exactamente qué tiene que suceder, qué molestia ha de incomodar a semejante ejemplo de humano acomodado hasta la nulidad, para que deje de pensar «yo no quiero líos?

Afortunadamente cada vez observo más y más ejemplares humanos que reaccionan y me hacen sentir orgullo de pertenecer a la misma especie. Lamento, eso si, que lo hagan cuando la «molestia» afecta directamente a su supervivencia, porque es más doloroso para ellos y para la sociedad en conjunto.

Porque, querido lector, la sociedad somos todos, incluidos aquellos los que «no quieren líos» e ingenuamente piensan que los van a evitar: llegados a este extremo de maldad manifiesta de nuestros gobernantes, todos, absolutamente todos, estamos en un buen lío.

Que ganas me dan a veces de convertirme en ese oso que plácidamente duerme la siesta y al que nadie le dice qué hacer, cuándo ni de qué manera.

Quizá los humanos no seamos tan inteligentes… quizá, quizá…

*Parafraseando a un humorista muy serio y tremendamente gracioso, Eugenio, que comenzaba todos sus ingeniosos chistes con un «¿Saben aquél que diu…?

2 comentarios en «Yo no quiero líos»
  1. Si de ello se trata, yo SÍ QUIERO líos… pero de los que se generan, no en vano, sino por involucramiento, por pasión, por tener un color – que no el gris – y por dar el paso -de genuino valor- a marcar la diferencia. Lío exponer, por poner un dedo en la llaga, si es preciso. Yo no quiero vivir mi vida en modo inerte, despertar porque es de mañana y dormir porque ha oscurecido. Quiero lío, si lío es VIVIR y tener individualidad, se consciente y, mejor aún, inconforme. Quiero ese lío.
    Gracias Nerea, por tu reflexión.
    Un beso,
    Mone

  2. Si yo quiero hacerme notar, pero observo que de nada sirve para aquellos que ya están abducidos por los malvados o, a la mejor/peor, no quieren ver nada más que lo que ellos quieren ver desde su burbuja porque… ‘no quieren líos’.
    Gracias, Nerea :-)))

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