A más miedo, menor capacidad de razonar y cuanto menor es esta, más pequeña se hace la creatividad humana. Esto que acabo de escribir no lo he leído en ningún sitio ni lo he oído en lugar alguno. Sin embargo, veo, en contra de toda evidencia, cómo tengo congéneres -muchísimos- que van enmascarados y, también, observo cómo se promocionan ‘vacunas’ que ya no hay que pincharse sino que se toman como la ‘píldora del día después’ y que, curiosamente, tanto ‘nuestros gobernantes’, como ‘nuestros medios de comunicación’, como ‘nuestras instituciones médicas y de investigación’ o ‘nuestra más alta magistratura del Estado’, no solo callan sino que con su ejemplo potencian ese asesinato aleatorio múltiple indiscriminado que es cualquier tipo de vacuna que se recomiende para todo el mundo sin ninguna restricción y con carácter de panacea universal contra un ‘bicho’ que ‘nuestro inexistente comité de expertos’ no sabe muy bien qué es, si un miura o un pablo romero.
Dicho esto con el propósito de hacer boca, añado que estoy leyendo la correspondencia mantenida entre Unamuno y Ángel Ganivet a propósito del porvenir de España y, a medida que leo, veo que hace ya un siglo, nuestros mejores intelectuales consumían parte de sus reflexiones pensando en su nación -nuestra nación-, España, y sacaban sesudas conclusiones a las que nadie en esa nación -nuestra nación- hizo el menor caso
Y ahora, a continuación, resumo la razón por la que ni ahora, con el asunto del Covi, ni antes, con la indiferencia mostrada hacia las conclusiones de nuestras mejores mentes del siglo pasado, ni, tampoco, en los siglos de mayor esplendor de este país -el nuestro- hubo solución dirigida a proyectarnos hacia el futuro como un pueblo fuerte, coherente y sólido.
¿Queréis saber cuál es la razón? Pues, muy sencilla: la enorme, grandísima, extraordinaria mayoría de españoles que considera que leer no le ayudará a solucionar sus problemas cotidianos y, en consecuencia, cualquier mindundi, sabiendo cómo, puede convencer a la mayoría del asunto que más le convenga.
Incluso este minúsculo escrito, quedará fuera del alcance práctico de los lectores que consuman algunos minutos de sus vidas en leerlo… porque, a fin de cuentas, pa’qué va a ‘serví’.
Y con esto está dicho ‘to’.
Ahí queda eso.
Bueno, el autor del artículo se ha desahogado ante la frustración que genera tanta desidia… pero ¿qué podemos esperar de individuos que se “auto encierran” felizmente en sus hogares estando sanos llegando incluso a despreciar tanto sus vidas que están dispuestos a “to” con el único fin de encajar?
¿ Y de los que no lo estan? Porque esta quizá sea la pregunta que de verdad debamos hacernos…? ¿No?