Así reza uno de nuestros sabios dichos populares. Popular, porque a base de ser una realidad año tras año se convierte en algo habitual.

Habitual es que mayo llegue para alegrarnos el corazón con sus flores multicolores, ese verde frondoso por todas partes y el sol, maravilloso sol, aperitivo de unos meses más tranquilos y amables con todos nosotros.

Habitual es que también en mayo, con la naturaleza feliz por ser libre de expresarse suelte en el ambiente multitud de partículas varias que a los humanos nos resultan un tanto molestas porque se nos cuelan en la naricilla o los ojos provocando esas incómodas alergias.

Habitual también en mayo son esos cambios insospechados de temperatura que mantienen nuestro armario un tanto revuelto. Y a nuestro sistema inmune a prueba.

Este mayo de 2022, sin embargo, ha venido más caluroso que de costumbre, más bonito, más exuberante, quizá para invitarnos a «OLVIDAR» todo aquello en lo que hemos vivido sumergidos, unos mas otros menos, en los últimos dos años.

Y si habitual es que en la naturaleza, en su inmensa sabiduría, todo siga su ritmo ajena a los quehaceres humanos (lo que es de agradecer porque los humanos no parece que seamos tan inteligentes ni tan generosos como la fauna y la flora que nos rodea) nosotros seguimos como NIÑOS QUE NO ENTIENDEN NADA, cada uno a nuestro ritmo sin ver más allá del árbol de nuestro propio jardín.

Si, claro que son meses de disfrute: de barbacoas al aire libre, de atardeceres en la playa, de estar con las personas que elegimos como nuestra familia sin mirar el reloj y tener que salir corriendo…

Si, son meses en los que «olvidamos» los fríos del invierno, los madrugones y esos días tan cortos.

Pero no por olvidar dejan de volver de manera inevitable, cuando los meses cálidos nos abandonan, fieles a esa inteligencia superior que todo lo gobierna. Es tan fácil. La naturaleza es así: maravillosa, generosa, INTELIGENTE.

Y ahí estamos los humanos, todos, contumaces y engreídos pensando que eso no va con nosotros. Pero sí va, porque nuestra vida también sigue sus propios ciclos.

Te invito, querido lector, a que aproveches alguna siesta después de esas barbacoas o algún momento viendo un bonito atardecer, para dejar unos minutos tu mente tranquila con el fin de reflexionar sobre lo que has vivido estos dos últimos años y cómo lo has vivido. Incluso alguna conversación con esa familia elegida, con la que de verdad te sientes arropado y con la que puedes ser tu mismo, puede rondar en torno a el qué, el cómo y el para qué de lo que has vivido.

REFLEXIONAR nos diferencia de los animales.

Los que saben, dicen que es la inteligencia lo que nos hace «superiores» al resto de seres vivos del planeta. Pero yo, que no sé tanto, intuyo que no se trata de esa inteligencia que nos ayuda a construir naves espaciales, sino más bien a la INTELIGENCIA INTRÍNSECA del ser humano la cual, está muy desconectada de la mayoría de nosotros. De esta manera, ceden sin darse cuenta esa gran capacidad que tienen para decidir sobre lo que es bueno para ellos o no a otros, que de alguna manera consideran más inteligentes=superiores que ellos mismos para que gobiernen sus vidas. De esta manera, qué tranquilidad, ya no tienen que reflexionar.

Desde este modesto medio, y con esta modesta editorial, me atrevo querido lector a proponerte el mayor de los retos… reflexionar, pensar, analizar, sentir, lo que has vivido. No es bueno olvidar ante la promesa de la felicidad venidera, porque solo quien olvida está condenado a repetir los mismos errores. Tampoco es mi intención que te entristezcas o enfades, pues verás que los rincones de la mente son infinitos, y donde tú ves un problema: ella verá una solución.

Date la oportunidad de ser tu mismo (suena a televisión barata, pero en mis palabras no hay truco ni ganas de manipularte, lo prometo). Deja a tu inteligencia intrínseca que te indique: no eres menos inteligente que los que te dicen cómo hacer las cosas.

Disfrutemos de los días cálidos con sus promesas felices y reflexionemos unos minutos hoy, otros minutos mañana … así, viviremos todo lo bueno que nos viene más intensamente. Al fin y al cabo, ¡la vida es para disfrutarla!

«Come, reza, ama»… gran película de Julia Roberts que te recomiendo ver en estos meses que tendrás más tiempo libre: quizá encuentres inspiración además de pasar un buen rato. ¡Felices meses felices!

Un comentario en ««Hasta el 40 de mayo no te quites el sayo»»
  1. Es cierto, cuando tengamos el cuerpo descansado y en paz en estas vacaciones podemos alinear cuerpo-mente-espiritu para lo que venga, habrá que mirar las estrellas mucho en estos cálidos dias!!!!! 🌠🌕

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