

La lectura como antídoto del miedo
Como consecuencia de la intensa dosis de miedo a la que hemos estado sometidos en los últimos meses, he tenido la oportunidad de observar a individuos y a colectivos afectados por la ingesta mental e inmisericorde de los más diversos componentes del miedo. Y mis conclusiones son las que siguen.
- El español no lee y si lo hace actúa como un analfabeto funcional.
- Si lee, interpreta lo leído en función de su acervo, que es constante y único merecedor de atención.
- Los especialistas, tanto los muy significados, como los más elementales suelen auto valorarse como cultos cuando, en realidad, son nescientes en grado notable o supino.
- En la medida que lo anterior sea cierto, se darán los siguientes consecuencias con mayor o menor intensidad:
- Al no leer o hacerlo mal, las únicas noticias de las que tiene noticia son las derivadas de sus vivencias cercanas, ya sean propias o ajenas ya reales o imaginarias. Pocos o ningún libro le ha hecho ver -sentir consciencia- de las vivencias de gente desconocida.
- Al no leer, se deja llevar por lo que oye o, mucho más cómodo, lo que ve y lo que oye conformado como una realidad.
- Así las cosas, cualquier plan de marketing y comunicación con el suficiente soporte económico creará, en los individuos de la nesciencia apropiada, los deseos, ya positivos ya negativos, que sean apropiados para generar los efectos que lleven a producir los ‘miedos’ deseados.
El que quiera y pueda entender que entienda.
Ahí queda eso,
ABM