UN PEQUEÑO CUENTO POETICO INSPIRADO EN LA GALA DE LOS OSCARS 2022. UN ENFOQUE ESPIRITUAL

En este poema, inspirado en los sucesos bien conocidos entre Will Smith y Chris Rock en la gala de los Oscars 2022, se expone una conversación entre una nieta y su abuela por medio de la cual se hace una reflexión, basada en un texto sagrado del cristianismo, sobre cuál debe ser la respuesta adecuada ante las repetidas «bofetadas» que todos y cada uno de nosotros recibe en esta sociedad polarizada y crispada.

LA OTRA MEJILLA

“¡Hoooooola!, abuelita querida,
cuéntame por favor qué hiciste
para acabar el ancestral combate
con el viejo clan de los Velada,

mi mejor amiga Marta
hoy viene a merendar,
Velada es su mamita,
bien la quiero tratar”.

La yaya baila su mecedora,
cierra los ojos suspirando,
la niña paciente espera,
se sienta presta a su lado,
agita su morena cabellera,
la abuela está recordando.

Con una tos aclara su garganta,
y con una melodiosa entonación
que roba a la peque su atención,
comienza a platicar muy lenta:

“Años ha, en un poético debate
un Velada se burló de forma zafia 
de la física invalidez que padecía
de nosotros un muy viejo pariente,
y mucha gente se río, encantada
… ésta fue la inicial bofetada.

Nuestro familiar se levantó en calma,
fue hacia el bromista con faz relajada,
todos pensaron seguiría la broma,
mas le propinó una fuerte palmotada.
Ahí empezó nuestro particular drama
… al cruzarse esta segunda bofetada.

Todos nuestros familiares presentes
se carcajearon de esta reacción,
pero nada más pasó en esta ocasión,
se dieron los premios de los debates.

¡Cuántos rumores pudieron circular!
sin remedio estuvimos en boca de todos,
por suerte el tiempo acalló los corros
y lentamente todo comenzó a calmar;
pero la madre de la persona golpeada 
comenzó a proclamar muy enfadada:

“Como mujer he sido agredida
por esta ruin y violenta conducta,
se merece les demos respuesta”.
… ésta fue la tercera bofetada.

Las siguientes no pudieron tardar,
empezó la inacabable batalla legal,
las amenazas y el acoso personal,
alguna propiedad se pudo quemar,
y hasta un “casual” atropello vimos.
… sin cesar las caras nos partíamos.

Me convertí en matriarca familiar,
y como soy lectora de los Evangelios
me impactaron fuerte unos versículos:
“si en una mejilla te sientes golpear
has de poner la otra de inmediato”; (*) 
¿éste era nuestro comportamiento?.

Quizás al principio del enfrentamiento
pudiera haber sido distinto nuestro obrar,
mas ahora la historia se podría cambiar
y cesar este inaguantable sufrimiento.

Di al clan la siguiente instrucción:
en la provocación no se ha de entrar,
si recibíamos del Velada una agresión
la situación íbamos a intentar calmar.
Si esto era lo que Jesús había indicado
era imposible fuera malo el resultado.

Con todo epíteto fui acusada:
"vas a nuestra familia destruir,
eres una cobarde y enajenada,
no se puede tu norma cumplir”;
mas firme mantuve mi postura,
de lo que decía estaba segura.

Los Velada vieron la diferencia,
al diálogo estábamos dispuestos,
nos retirábamos de los pleitos
si existía un afán de concordia,

cesó todo ataque de nosotros,
la violencia lenta se calmaba,
al conflicto solución veíamos,
y cada bofetada se espaciaba;

sí, pusimos la otra mejilla,
eludimos el papel vengador
optamos por la vía del amor,
el resultado fue una maravilla.

Como bien sabes parte de las familias
continúan el eterno enfrentamiento,
mas el seguidor de las sagradas guías,
vive en paz, con provecho y contento”.

La mujer se vuelve a mecer,
dice a su nieta, muy relajada:
“ve a jugar con Martita Velada,
yo la merienda os voy a hacer”;
la niña con alborozo se aleja:
“¡mi yaya es sabia y muy maja!”.

Al rato las niñas nerviosas ve acercar:
“¿puede quedarse Martita a dormir?”,
la mujer no puede dejar de sonreír:
“claro que sí, y ahora a merendar,
se os va a quedar frío el chocolate”;
ambas felices se sientan al instante.

Cuando las chicas se van a dormir
coge una foto del tatarabuelo lisiado
y una estampa de Jesús a su lado,
con una voz queda procede a decir:

“No puedo mucho rato dedicaros,
tengo que a las niñas besar y tapar,
pero espero estéis de mí satisfechos,
ahora en paz nos podemos acostar.
Ayudadme a no devolver la bofetada
cuando me sienta débil y cansada”.

Aunque la mujer no lo puede ver
su pariente se siente agradecido,
y Jesús su corazón ve engrandecido:
“¡alguien mi mensaje pudo entender!”.

Al entrar en el cuarto de las niñas 
para dar el final beso de la jornada
duermen con sus manos entrelazadas;
las observa con mirada enternecida
y las acaricia suave ambas mejillas.
A su nieta y a su amiga, Marta Velada.

(*) Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo os digo: no resistir el mal, sino que si alguno te hiere la mejilla derecha, preséntale también la otra. Y el que te lleve a juicio para llevarse tu túnica, déjale también el manto. (Mt. 5. 38-40)

Sobre el Bien y el Mal

PD: la tercera bofetada… https://www.fotogramas.es/famosos-celebrities/a39814129/chris-rock-madre-will-smith-oscar-bofetada/

Por Eduardo Lacambra

Escribo de temas sanitarios como Diplomado de Acupuntura por la Universidade de Santiago, y en otros temas como Ciudadano de a pie, Ingeniero sin ejercer, y Creyente, y siempre desde el escepticismo y la sanísima duda permanente

7 comentarios en «Poema: «La otra mejilla»»
  1. El ejercicio de escribir tiene , de manera inherente, sus interesantes retos. Hacerlo entonces, contando una historia y de manera versada es digno de ovación, porque el reto es doble. Enhorabuena por ello, Eduardo. Sé que estaremos leyendo de ti, mucho más. No ceses. Un abrazo !

    1. Si, utilicemos la palabra cada cual con el estilo con el que nos sintamos cómodos, un pincel o un lápiz es poderosa herramienta si es bien utilizada. ¡¡¡Gracias Mone por tu comentario!!!.

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