

O bien hacia el Homo stellarum o bien hacia la máquina animalizada
Ultrahumanismo o Transhumanismo. Usted elige.
Y, si se desentiende, si considera que el asunto de decidir entre el ultrahumanismo y el transhumanismo no va con usted, entonces los acontecimientos y los vientos de la historia lo arrastrarán como pluma inconsciente… hasta que se encuentre en un mundo que no entiende.
Permítame, por si no está al corriente, unas aclaraciones previas. Lea por favor lo que sigue y, sobre todo, piense en las implicaciones que estos vocablos tienen para las personas de hoy en día, primavera de 2022, y para las del mañana.
Precisiones:
Transhumanismo (H+):
De hombre a medio-máquina


La expresión transhumanismo, a la que se asocia con el símbolo H+, hace referencia a una mutación forzada en el Homo sapiens quien, al paso que va y si permite su extensión, cuando culmine, resultará en diversos especímenes que, en sentido estricto y a saber, no serán humanos, sino transhumanos y cuya característica discriminatoria respecto de los primeros consistirá, esencialmente, en la privación del libre albedrío. Los transhumanos tienden a una nueva versión de la ‘animalidad’, similar a aquella de la que «disfrutaban» Adán y Eva antes de «el pecado original». Ellos, se dice, vivían en un «paraíso terrenal», pero tenían prohibido pensar.
El concepto de transhumanismo, su propósito y objetivos, encuentra su génesis en ciertas mentes dominadas por un instinto depredador sin límite, insaciable, en las que solo hay satisfacción cuando se ejecuta el poder. Ellas, las mentes que engendraron tanta maldad, en lo espiritual, o no tienen sentires o sus sentimientos son perversos (odio en lugar de amor, pusilanimidad en lugar de magnanimidad, mezquindad en lugar de generosidad,etc). En lo corporal, son millonarios en dinero de tal envergadura que, por mucho que gasten -aun despilfarrando-, sus ingresos por minuto son superiores a cualquier cantidad imaginable. Eso quiere decir que, desde el punto de vista de tales individuos, ellos son ‘dioses’ con un enorme poder, sin aprecio ni empatía alguna por todo lo que no contribuya a sus fines. No hay que olvidar que el león no mata, come. Como resumen y síntesis pormenorizada de la megalomanía de estos innombrables, basta con echar un vistazo a la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) contenidos en ella. Estos ODSs pintan, groseramente, el lienzo en el que bosquejan una virtualidad maravillosa para que, a ojos de los más débiles de carácter e incultos, resulte una visión ideal en la que les gustaría instalarse. El propósito general de la Agenda 2030 lleva laborándose varias décadas, no conforme a programas estrictos, sino sobre la marcha, ajustándose y reajustándose según lo aconsejen las circunstancias. El dinero no es obstáculo. Y cito «sobre la marcha» porque, al leer lo que ‘ellos’ mismos han publicado en relación a la Agenda 2030, se observa sin necesidad de un microscopio, que su propósito es cautivar las mentes de los humanos, de los Homo sapiens, por supuesto, si la levedad de su ser lo permite. De esta forma consiguen candidatos perfectos para devenir transhumanos, gentes sin capacidad de pensar y, por tanto, mediante un apaño tecnológico añadido, conseguir los esclavos perfectos.
Ultrahumanismo (Hss):
De hombre a criatura privilegiada de Dios


Este concepto transmite la idea de un conjunto de Homo sapiens en continua aproximación a la divinidad y permanente alejamiento de la animalidad, que trascienden de ellos mismos para convertirse en Homo sapiens-sapiens o, dicho con otras palabras, abandonar la humanidad y devenir seres-humanos. Y a la suma de todos los seres-humanos le hemos dado el nombre de ultrahumanidad. El rasgo diferenciador de un ultrahumano respecto a un humano es tener una mente lo suficientemente despierta y formada como para que su nivel de nesciencia tienda a cero.
Dicho en corto: un humano estándar (albedrío muy limitado) puede caer en el transhumanismo, abandonando la humanidad con facilidad, mientras que un ser-humano (albedrío potenciado) solo puede seguir su curso hacia la divinidad.
A propósito de esta edición especial HOY-Verano 2022
Establecidos sin ambigüedad los dos contrapuntos fundamentales sobre los que se ha elaborado la presente edición de Hoy Especial Verano 2022, solo me resta añadir que su propósito es el de servir de desahogo y autoafirmación de las personas que han soportado, sorprendidas, apelativos tales como NEGACIONISTAS o REBELDES o INSOLIDARIOS o INADAPTADOS o, en fin, cualquier otro socialmente negativo.
Sin duda, estos escritos también serán una seria ayuda para todos aquellos que, en resumen, se cuestionan las destempladas y torticeras medidas de nuestros políticos; la inconsistente difusión de los ‘males del infierno’ por parte de las mass media; la ambigua, cuanto menos, posición de un elevado número de médicos en relación a tales medidas; y, así, la multitud de decepciones que hemos sufrido por parte de aquellos que tenían el deber de velar por nosotros y, antes bien, nos han dejado en la más triste de las soledades.
En todos los casos desde los que se enfoque la situación que actualmente vivimos, se ha de tener en cuenta que el sentido común no es el mismo para las personas ‘no negacionistas’, ‘no-rebeldes’, ‘no-insolidarios’ o ‘no-inadaptados’, a los que nos referiremos como buenos ciudadanos, mientras que para los demás, los no sometidos a los dictados oficiales los llamaremos ciudadanos rebeldes.
Y esta es la confrontación en la que estamos y que, en opinión del que esto escribe y tras los brutales acontecimientos vividos desde comienzos del milenio pone de manifiesto que, en la humanidad, el abismos abierto entre la animalidad y la divinidad se agranda y deja ambos bordes unidos por una maroma formada por infinidad de hilos; lamentablemente, algunos de ellos se rompen y, al separarse del resto, se retuercen y enrizan retrayéndose hacia el animal. A pesar de esto, la cuerda mantiene el nexo entre el hombre y Dios, especialmente porque algunas de sus hebras -algunos individuos, no muchos- penetran como flechas en la sustancia de lo divino. Y su sabiduría proclama que todo es amor y conocimiento, y que la consciencia es el mecanismo de la evolución. Y ellos son los invisibles, los que nadie conoce, los que ayudan a la humanidad a aproximarse a lo que de celestial tienen los humanos. Estos son los sabios.
Si al llegar a este punto Ud. considera que, además de hablar de asuntos relacionados con este escrito, ha llegado el momento de dar a conocer sus sentimientos y puntos de vista, envíenos una anécdota o un artículo o, simplemente, un comentario. Esa es una forma de apoyar a aquellas personas que se niegan a aceptar, sin luchar, el actual estado de cosas.
¿Qué? ¿Se anima a dar su opinión? ¿Aporta alguna anécdota o artículo? Tal vez haya llegado la hora de hacer algo más que hablar: escribamos.