Que nada ni nadie nos separe

Hola, desconocido. Soy ese con el que te cruzas en la calle y al que miras con recelo como si yo fuera un peligro. Por el contrario, yo a ti te veo como un amigo con el que compartiría un rato charlando de esto y de aquello, que son asuntos que me encantan o, también, si lo prefieres podemos hablar de cualquier otro. He de aclarar que a mí me daría igual si vas con mascarilla o si te pinchas o no. A fin de cuentas, lo que me importa es que sepas que te ofrezco mi afecto y, por supuesto, puedes contar con tanto respeto como un ser humano se merece. Pienso que, en las circunstancias actuales, hemos de lograr que en el contexto actual no haya motivos de separación entre nosotros, sino la causa por la que nos sintamos más y más unidos. Dicho lo anterior, te hago un ruego: aléjate del miedo y aproxímate a la vida, obsérva la naturaleza en primer plano tal y como se muestra en la realidad. Recuerda a Jesús -el de Nazaret- que fue feliz toda su vida aun siendo consciente de cual sería su fin.

Todo se resume en una decisión: ¿no unimos o nos separamos?

Recibe un cordial abrazo.

ABM

Un comentario en «Saeta a la hermandad humana»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *