He de reconocer que al oír que Mario Draghi estaba contando un chiste de banqueros me produjo cierta irritación.

¿Acaso esta persona no fue el presidente del Banco Central Europeo, institución que vela por los intereses de las grandes instituciones?, ¿o acaso no fue el primer ministro de Italia, país en el que bajo su tutela se tomaron dentro de Europa una de las medidas más draconianas durante la “Pandemia Covid”, generando una elevada tensión interna?. Me resultaba del todo absurdo.

Pero pensé, un chiste no hace daño a nadie y me dispuse a escucharle.

Después de su escucha la irritación trocó en ternura. La misma que se siente hacia un bebe que da sus primeros pasos o pronuncia sus primeras palabras. Su situación no dejaba de ser algo parecida, este hombre estaba empezando a descubrir su corazón.

Y pensé, si era capaz de contar un chiste sobre si mismo quizás ya estaba demostrando que este órgano en él ya estaba en marcha, y si además había dimitido como primer ministro de Italia es que ya empezaba a palpitar con fuerza.

Uno no puede dejar de desear a toda persona que le vaya lo mejor posible, por lo cual sin duda nos alegramos que Mario Draghi haya podido actuar de esta manera tan positiva. Y quizás nos depare sorpresas agradables a partir de ahora. Estaremos pendientes.

¿Acaso San Pablo no paso de perseguir cristianos o convertirse en seguidor de Jesús?. Creemos en los milagros.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *